El placer de dar teta

Si sientes un orgasmo mientras das el pecho a tu hijo o hija, no te asustes, no eres una depravada, ni una pervertida sexual. Es perfectamente normal. Es un signo de que tu cuerpo funciona correctamente y que la lactancia se desarrolla con normalidad. ¿Quieres saber el porqué? Y lo que es más importante ¿para qué?

La lactancia materna es placentera. No es normal que dar pecho sea doloroso. Aunque a algunas mujeres les ocurra. Y si en tu caso dar de mamar te duele, tranquila, no significa que seas una mala madre ni que no seas capaz de lactar. Simplemente hay algo que no está yendo como debería, pero es muy probable que tenga solución. Mi recomendación es acudir un/a profesional especializado/a en lactancia que te ayude a detectar el problema y encontrar la solución.

El placer en la lactancia es debido a un cocktail hormonal. La succión del pezón, tanto en mujeres como en hombres, provoca la producción de oxitocina. Esta hormona es la encargada de producir contracciones uterinas tanto en el parto como en el orgasmo. Por lo tanto es normal que experimentes sensaciones placenteras en útero y vagina cuando das el pecho y que puedas llegar a sentir un orgasmo. El orgasmo se produce por un pico en la producción de oxitocina. Y no significa que estés teniendo sexo con tu bebé. No es una relación sexual como la que tienes con tu pareja. Aunque forme parte de la compleja sexualidad femenina. El placer en la lactancia materna tiene propósitos biológicos importantes.

Además de la oxitocina, durante la lactancia, el cuerpo de la mujer también segrega prolactina. El efecto de la prolactina, es la producción de leche y también relajación y bienestar.

La combinación de prolactina y oxitocina provoca el reflejo de eyección láctea. La salida de la leche es placentera pues supone el alivio de vaciar los pechos y ceder la tensión que se produce cíclicamente. Se cumplen ciclos de carga y descarga. Igual que en el orgasmo.

En el acto de dar de mamar, también intervienen otras hormonas y neurotransmisores como endorfinas y adrenalinas que, casualmente, también participan en el orgasmo.

La lactancia es placentera tanto para la madre como para el bebé. Los bebés experimentan un enorme placer cuando succionan. La lactancia no es solamente una nutrición a través del alimento. El bebé calma su hambre, pero también encuentra más cosas en el cuerpo de la madre: calor, contacto físico, caricias, seguridad, conexión, amor, acompañamiento, movimiento, placer. La lactancia es una buena manera de darle la bienvenida al mundo al bebé. Que sabe que, en el cuerpo de su madre puede encontrar todo lo que necesita en términos de nutrición y de seguridad. El bebé junto al cuerpo de su madre siente que es bienvenido en este mundo, que está bien necesitar y que su instinto básico de pedir se satisface. A un nivel muy profundo, cuando el bebé es alimentado a demanda, se imprime en su psique que merece pedir y recibir. Y que recibir es placentero. Además de su cuerpo nutre la vasija de la confianza y se refuerza su derecho a estar en el mundo.

La oxitocina se produce en el hipotálamo, que forma parte de nuestro cerebro primitivo, también conocido como cerebro reptiliano. Esta estructura cerebral es muy básica, y sus funciones son sencillamente las de mantenernos con vida. Y para mantenernos con vida precisamente, la naturaleza ha hecho que casi todas las funciones fisiológicas del cuerpo sean placenteras: comer, beber, orinar, defecar, el orgasmo (asociado o no a la reproducción)… El mismo parto debería ser placentero, ya que el proceso neurofisiológico que lo origina es muy similar al orgasmo.

¿Para qué sirve el placer en la lactancia materna?

El placer en la lactancia tiene múltiples propósitos biológicos:

Que la madre encuentre placer en alimentar a su cría y esta no muera de hambre. Las mujeres lactantes comienza a segregar leche incluso al oír el llanto de sus bebés.

– Crear y reforzar el vínculo materno filial. Que la madre se mantenga en un estado hormonal placentero y que el exigente cuidado que el bebé requiere le produzca satisfacción.

Que el útero de la mujer involucione, gracias a las contracciones uterinas, y vuelva a su tamaño normal, anterior al embarazo. Y no solo eso. Cuando un músculo se contrae se fortalece. El útero de madre lactante recupera su tono y su vitalidad con la lactancia.

La prolactina reduce el deseo sexual conyugal. Este es probablemente un mecanismo que emplea la naturaleza para que la madre no se vuelva a quedar embaraza y se dedique al cuidado de su cría el tiempo necesario hasta que esta adquiera cierta autonomía y tenga otras fuentes de nutrición. Manteniéndose en un estado de plenitud.

Las hormonas y neurotransmisores tiene efectos tanto fisiológicos como en el comportamiento. En concreto a la oxitocina se la conoce como la hormona del amor. Además de en el parto, el orgasmo y la lactancia, se segrega oxitocina en muchas otras ocasiones:

– Cuando miramos a un ser amado a los ojos, a nuestra pareja o a nuestro bebé. Los bebés parecen nacer ya programados para fijar su mirada en cualquier cosa que se parezca a dos ojos (o a dos pezones). Tras el parto, en el piel con piel inmediato, es frecuente que madre y bebé pasen tiempo mirándose mutuamente a los ojos.

– Cuando miramos una puesta de sol o tenemos uno de esos momentos de conexión con la belleza, con la naturaleza, y dependiendo de tus creencias con Dios o con el Universo.

– Cuando agradecemos o recibimos la gratitud de otra persona. Ese cosquilleo y satisfacción que sentimos es el efecto de la oxitocina.

La oxitocina está asociada al amor, a la generosidad, a la confianza en las personas y en el mundo y a la fidelidad.

A nivel personal yo viví la lactancia como amor en vena. Mi hija ahora tiene 8 años y es el ser humano al que más amo en el mundo. Siento ese amor por ella incluso cuando se porta mal o cuando me enfado con ella. Daría mi vida por ella si fuera necesario. Pero durante la lactancia, sentía por ella un amor físico y químico. Recuerdo las horas de lactancia no ya con placer, sino con una gran conexión amorosa con ella.

Durante los primeros meses sentía que ella era un pedacito de mí misma. Y en un sentido literal, lo era. Pues, salvo el espermatozoide que mi marido aportó para su concepción y su información genética, el resto de sus células se había formado a partir de mi cuerpo. Primero en mi útero, después con mi leche. A menudo mi marido bromea diciendo que él puso la receta y yo puse los ingredientes y el horno.

Recuerdo mirarla mientras mamaba y sentir una emoción inmensa. Sentía mi pecho rebosante de un amor indescriptible y brutal.

Es una pena que no se hable mas del placer de la maternidad. Quizá porque los miles de años de patriarcado han convertido en perversidad el placer femenino y ha arrojado basura y culpa sobre nuestra sexualidad.

Personalmente me duele que haya mujeres que se auto denominan feministas que defiendan que la lactancia materna se un acto de dominación machista o una forma de sumisión de la mujer.

El patriarcado y el capitalismo tiene oscuros mecanismos para atraparnos en sus redes, y capta incluso a las que pretenden luchar contra el.

La lactancia materna tiene múltiples beneficios para madre y bebé. La leche materna es un producto vivo, único, y cambiante, creado para satisfacer las necesidades especificas de la salud del bebé y sus efectos beneficiosos tiene influencia en la vida adulta.

El conflicto está en que es un recurso gratuito y que solo las mujeres tenemos el poder de producirlo. Y al patriarcado no le interesa que las mujeres seamos conscientes de nuestro propio poder.

Te deseo a ti y a tu bebé una feliz, amorosa, placentera y poderosa lactancia.

Aixa Laxmi

Creadora y formadora del Método Laxmi

[email protected]

Móvil: +34 619836237

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