Los riesgos de Pilates durante el embarazo

Pilates tiene múltiples beneficios pero para el embarazo hay prácticas mucho mas beneficiosas y con menos riesgos.

La práctica de Pilates se ha generalizado y se da por sentado que es un ejercicio sano y sin riesgos. Puedes practicarlo en casi cualquier gimnasio, incluso lo recomiendan los médicos y los traumatólogos, en ocasiones, sin ni siquiera haberlo probado ellos mismos. Igual que pasa con la natación, existe la creencia de que Pilates es bueno para todo el mundo… ¿Pero es esto cierto?

Por extensión, si Pilates es bueno para todo el mundo, entonces, Pilates debe ser bueno para el embarazo… Pues no, no es así en absoluto.

Pilates no es bueno para todo el mundo, ni siquiera todos los ejercicios de Pilates son beneficiosos, ni seguros y el embarazo es el peor momento para practicarlo.

Cierto es que la práctica regular de esta técnica desarrollada por Joseph Pilates mejora la salud física general, por su repercusión en la postura, en la tonificación general y en la actuación sobre los centros de energía del cuerpo. La base de su efectividad es que se trata de una técnica en la que la corrección postural, la precisión, la conciencia corporal y el control del cuerpo son esenciales y que debe practicarse bajo la supervisión de un por profesional cualificado en grupos muy reducidos. Hoy en día podemos ver en los gimnasios clase de Pilates con 30 o 40 alumnos. No hay garantía en estas clases de que el ejercicio se esté realizando correctamente y que no llegue a ser lesivo para alguno de los participantes.

Como profesional de Pilates y otras técnicas físicas, hace tiempo que no imparto el repertorio clásico de Pilates completo. Sustituyo algunos de los ejercicios por otros más seguros procedentes de otras técnicas como el Yoga o la Esferodinamia (Fitball). El motivo es que los riesgos de algunos de los ejercicios de Pilates superan a sus beneficios, y existen otros ejercicios que ejercitan los mismos grupos musculares sin prácticamente riesgo alguno. O bien es fácil evitar el riesgo con una buena supervisión por parte del profesor.

En lo tocante al embarazo, sí que soy categórica, Pilates tiene muchos riesgos para el embarazo, incluso aunque se haya practicado con anterioridad y se sea una experta. Además no hay necesidad, cuando existe otras prácticas que son mucho más beneficiosas.

Los riesgos de Pilates durante el embarazo son los siguientes:

  1. Agravar la diástasis abdominal:

La diástasis abdominal es la separación de los rectos abdominales, que tiene lugar durante el embarazo debido al aumento del tamaño del útero y a la mayor elasticidad de los tejidos por la acción de la relaxina y otras hormonas. Al separarse los rectos abdominales, dejan sin protección a la aponeurosis abdominal, que en algunos casos puede dañarse y en casos graves puede derivar en hernia, al abrirse la línea alba en algún punto.

 La diástasis abdominal durante el embarazo es algo común, con frecuencia se vuelve a cerrar tras el parto, sobre todo con la ayuda de ejercicio adecuado. El problema es que se dañen los tejidos de manera irreversible durante el embarazo y se dificulte o imposibilite la recuperación abdominal en el puerperio. En cuyo caso la única solución sería la cirugía.

 El trabajo de Pilates se centra en trabajar los transversos abdominales con el fin de mejorar la postura. Los transversos abdominales son los músculos más profundos del abdomen. Sus fibras musculares están orientadas en horizontal, circundando la tripa. Es por eso que se les conoce como “la faja abdominal”. Durante el embarazo, ejercitar en exceso los músculos transversos del abdomen puede agravar la diástasis abdominal y tener consecuencias graves en el posparto. La diástasis abdominal es un problema de salud y no meramente estético.

Para comprender cómo sucede imagina que llevas puesta una chaqueta de botones abrochada. Cuando las fibras del transverso abdominal se contraen reducen el diámetro de la cintura. Es como si a la chaqueta de botones le tiraras hacia los lados a la altura de la cintura. Esta acción produce la separación de los dos lados frontales de la chaqueta, entre botón y botón se abre un hueco.

Por este motivo no se debe practicar todo el repertorio de Pilates durante el embarazo, ni siquiera, aunque lo hayas practicado con anterioridad, ni siquiera, aunque seas una experta y lo practiques con absoluta corrección postural.

  1. Fortalecer en exceso el suelo pélvico:

En Pilates se hace un importante trabajo de fortalecimiento del suelo pélvico, en coordinación con la musculatura abdominal y la respiración.

Muchas mujeres oyen hablar del suelo pélvico por primera vez al quedarse embarazadas. Parece que el fortalecimiento del mismo se convierte en un objetivo durante el embarazo. La teoría es que, fortaleciéndolo durante el embarazo, se evitarían incontinencias y otras disfunciones del mismo en el posparto. Sin embargo, nos olvidamos de algo fundamental. El suelo pélvico debe distenderse de una manera excepcional durante el parto. ¿Conviene entonces que esté duro como una piedra?

La respuesta es evidente: no conviene tener un suelo pélvico hipertónico de cara al parto.

El ejercicio del suelo pélvico durante el embarazo debe estar orientado a dos objetivos:

  • Consciencia corporal: conocerlo, saber dónde está, saber cómo se contraen y cómo se relajan sus fibras. Tener un control tanto de la contracción como de la relajación.
  • Asegurar una postura correcta: muchas veces se olvida que el suelo pélvico juega un papel importantísimo en la estabilidad lumbopélvica, y por tanto, en la corrección postural y en la salud, no solo de la columna vertebral, sino de todo el cuerpo.

Durante el embarazo, el crecimiento del bebé y del útero hace que el centro de gravedad de la mujer se desplace hacia delante y que la zona lumbar se vea muy comprometida. Un buen tono muscular del suelo pélvico mejorará la postura, y una buena sujeción del útero por el transverso abdominal.

Sin embargo, un suelo pélvico demasiado fuerte no es deseable de cara al parto.

  1. Debilidad del suelo pélvico.

Esto puede resultar paradójico con lo dicho anteriormente, pero algunos ejercicios de Pilates pueden resultar hiperpresivos, para el suelo pélvico, especialmente durante el embarazo. Algunos ejercicios como el “hundred”, “roll up”, “roll over” o los puentes o planchas provocan una gran presión intraabdominal y por lo tanto un empuje contra el suelo pélvico que puede debilitarlo. Por ello están contraindicados.

  1. Síndrome de la vena cava:

Muchos de los ejercicios de Pilates se realizan en decúbito supino (tumbada sobre la espalda). A medida que el embarazo avanza, en esta posición, el volumen y peso del útero y el bebé pueden presionar la vena cava dificultando el retorno venoso, dando lugar al llamado síndrome de la vena cava. Además de llegar menos aporte sanguíneo al útero, a la placenta y por lo tanto al bebé.

  1. La evolución del embarazo va en contra de la evolución del aprendizaje del Método Pilates.

 Y no solo eso, la evolución del embarazo va en contra de los principios de Pilates. Y esto ocurre tanto desde el punto de vista físico como mental.

Entre los principios el método Pilates está el concepto de “Centrarse” y “abrazar la línea media”. Es decir, la idea de recoger la musculatura hacia el centro del cuerpo y conseguir la auto elongación. Una imagen que me viene a la cabeza cuando pienso en este concepto es el de una fuente con un caño vertical que envía agua a presión hacia arriba, dando lugar a un chorro largo y delgado. Una de las consecuencias que tiene la práctica de Pilates es que eleva la energía, “cierra y alarga”. Rectifica las curvas de la espalda, y te impulsa hacia arriba.

Esto es muy beneficioso para el cuerpo y la energía en general, es algo que tiene en común con el Yoga, y es ideal para la recuperación posparto (cerrar y subir). Pero precisamente el cuerpo de la mujer en el embarazo se encamina física y energéticamente hacia abajo, hacia la Tierra, (un sinónimo de embarazo es gravidez), hacia la entrega (en inglés parto es “delivery” que literalmente significa “entrega” o “entregar”). En el parto, la mujer se convierte en un canal a través del cual fluye la vida.

En un sentido mental, el cerebro de la mujer embaraza se modifica, literalmente. Esta modificación va destinada a que la mujer sea menos analítica y más intuitiva para saber interpretar las señales del bebé y satisfacer las necesidades de una criatura que no es capaz de comunicarse verbalmente.

Como consecuencia, o “daño colateral”, el cerebro menos analítico de la mujer embarazada hace que se le olvide las citas, que tenga menos control sobre su cuerpo y que conceptos como la lateralidad (izquierda, derecha) no sean tan importantes. Hace que la parte derecha del cerebro sea más importante, que esté más en la emoción, que esté más atenta a las sensaciones físicas, que sea más kinestésica y que conecte con su bebé ya desde antes de nacer.

Este estado mental se da de bruces con algunos de los principios de Pilates como la eficiencia, el control, la precisión, etc.

Durante el embarazo, el disfrute, la desinhibición, el movimiento libre, la experimentación con el cuerpo y el placer deben ser parte del trabajo físico, algo que no proporciona Pilates.

 Por último, un breve apunte sobre las clases de Pilates específicas para embarazo. Confío en que los profesionales que imparten estos cursos conozcan los riesgos y las contraindicaciones, así como la anatomía y fisiología del embarazo y el parto y por estos mismos motivo, confío en que en las clases de Pilates para el embarazadas no se practique Pilates.

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