Educación respetuosa

¿Se puede aprender a ser buena madre?

Cómo me gustaría que los niños vinieran con un manual de instrucciones.

Desde que mi hija nació, me propuse hacerlo con ella lo mejor posible. Quería darle una educación respetuosa con su propia esencia. Desde el principio hubo en su educación un montón de «injerencias bien intencionadas».

Desde el ya típico, «no la cojas que se va a mal acostumbrar», al «déjala llorar por la noche que tiene que aprender a dormir sola»… y aunque he seguido bastante mi instinto, muchas veces me han hecho dudar y probar castigos y formas de «adiestramiento» que van en contra de mi conciencia y sobre todo, en contra de mi hija.

He ido descubriendo que el instinto te ayuda muchísimo como madre, pero no es suficiente en absoluto. En estos últimos 8 años he vivido muchas situaciones de las que no sabía como salir sin explotar, gritar o castigar. Y aunque eso es lo que mucha gente piensa que hay que hacer, cada vez que pierdo los nervios con mi hija, me siento muy culpable y en algún sentido, inepta como madre.

He buscado siempre una forma distinta de educar aún en contra de los consejos de mi familia.

No estoy de acuerdo en dar premios o castigar. Porque ni el premio ni el castigo tienen nada que ver con el propio comportamiento del niño. Con el castigo, lo único que consigo es que me obedezca por miedo, castrando su propio impulso para hacer lo correcto. Sobre todo, no quiero convertir a mi hija en una niña sumisa que actúe  por miedo o por complacer a los demás.

Las niñas tenemos bastante castrado el propio instinto. Creo que esa es una de las causa que propician que, de adultas seamos más susceptibles de ser maltratadas. Por otro lado la crianza «tradicional» vuelve a los hombre menos sensibles, menos empáticos. Creo que el camino hacia una sociedad más equilibrada es una educación que respete la propia naturaleza del niño, más sensible a sus necesidades y que les permita brillar.

Siempre he creído que debería existir alguna manera de aprender a educar. La única referencia que tenemos es la propia educación que hemos recibido de nuestros padres. Nuestros padres seguro que habrán hecho lo que estuviera en sus manos. Pero ¿es suficiente haber sido hijo para ser buen padre? ¿Lo que has vivido en tu familia te capacita para criar y educar a otro ser humano?

Para mí la respuesta, claramente es no. Repetir patrones o reaccionar contra ellos no es práctico. Ir sobre la marcha tampoco funciona a largo plazo. Cada niño es diferente, y además, en su propio desarrollo, va cambiando y lo que antes funcionaba, deja de funcionar, sin comprender por qué.

Buscando y buscando, por fin encontré una escuela de padres que está alineada con la que quiero que sea mi forma de educar. Un método, una guía para ser más efectiva como madre. Sabiendo que lo que de verdad funciona es conocer mejor a mi hija y conocerme mejor a mí, para saber darle lo que ella necesita en cada momento. Saber identificar los patrones que marcan nuestra relación y cambiar lo que no funciona bien. Conocer las necesidades en su vida para que se desarrolle como una persona adulta sana y equilibrada, con todos los recursos para ser feliz.

En esta escuela he aprendido que es posible educar sin lastimar y como ser la madre que mi hija necesita, no la que creo que debo ser o la que aprendí a ser. Con una filosofía de enseñanza que está alineada con mi conciencia, para aprender a educar desde la conexión y no desde el miedo.

He aprendido mucho y mi relación con mi hija es mucho mejor. Aún meto mucho la pata. Sigo aprendiendo. Porque no se trata de ser la madre perfecta, sino de saber reconocer tus errores, de identificar qué es lo que hace que tu hijo se comporte de manera problemática y de comprender cuáles son sus necesidades en cada momento de su evolución. Y dejar de repetir esas situaciones que te hacen estallar a ti y que le hacen tanto daño a tus hijos.

Lo mágico de esta escuela es que el cambio ha sido más profundo. No se basa en una serie de técnicas para aplicar en momentos concretos, aunque también las hay. Sino de que el niño sienta ese impulso interno de portarse correctamente y a sentirse partícipe de su propia educación. Sintiéndose querido y comprendiendo porqué hace las cosas. Sintiéndose un ser completo y suficiente. Sin miedo al rechazo.

¿Y como se consigue todo esto? Mejor que yo te lo pueden explicar sus propios creadores, Luis Carlos y Gabi, fundadores de Paternidad Efectiva, que durante sólo unos días ofrecen este curso online gratuito de 4 vídeos, que te ayudarán a:

  • Reconocer el estilo de comportamiento de tu hijo. Tanto si es pequeño como si es adolescente.
  • Comprender la causa por la que a veces tiene comportamientos inadecuados: actitud desafiante, desobece sistemáticamente, se revela contra tu autoridad, o se desconecta de los demás.
  • Aprender cual es tu estilo de comportamiento como padre y qué necesita tu hijo de ti.
  • Enrolar a tu hijo en su propia educación y que se sienta partícipe de la misma.

Te dejo aquí el enlace para Registrarte y ver los vídeos:

Espero que te sea tan útil como a mí.

Gracias por leerme, nos vemos en el próximo artículo.

 

Aixa Laxmi

Creadora y formadora del Método Laxmi

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