¿QUÉ ES LO NORMAL EN UN PARTO NORMAL?

Guía Esencial para un Parto Informado: Desmitificando los Conceptos Erróneos y Superando el Miedo

Cuando nos quedamos embarazadas, a menudo idealizamos lo que es un parto «normal» y qué puede ser más o menos correcto. Aunque muchas veces, nuestra percepción a menudo está distorsionada por las representaciones de Hollywood y las historias de terror que escuchamos.  De hecho, muchos de nosotros venimos de generaciones que nunca han visto un parto normal, lo que nos hace aceptar como normales cosas que realmente no lo son.

Además, también surgen muchas preguntas y nos inclinamos a pensar: «Como soy primeriza, el médico sabe mejor qué hacer». Esto puede llevarnos a convertirnos en un objeto pasivo en nuestro propio proceso y experimentarlo con miedo.

El resultado no solo es que no tengamos la mejor experiencia posible, sino que también podemos terminar con experiencias negativas que se quedarán en nuestra psique para siempre, haciendo que el posparto sea aún más difícil.

Después de leer esto, es posible que te sientas abrumada y sin saber por dónde empezar . Por eso, siempre recomendamos consultar la Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, entendemos que su extensión puede disuadir a muchos de leerla.

 

¿Por qué es tan importante leer la Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal?

En esta guía, se recopilan las recomendaciones respaldadas por evidencia científica hasta 2012 sobre el acompañamiento del parto normal de manera concisa. Aunque debería aplicarse de manera uniforme en todos los hospitales del país, la realidad es diferente. Las disparidades en la atención a las mujeres varían no sólo entre comunidades autónomas, sino incluso dentro de una misma región, donde los protocolos difieren y los equipos tienen criterios distintos.

Queremos dejar claro que nuestra intención no es sembrar desconfianza en los proveedores de atención médica, ya que reconocemos su importancia para que te sientas segura durante el parto. Simplemente te ofrecemos esta guía como herramienta para elaborar tu plan de parto, responder tus preguntas, tomar decisiones informadas y, sobre todo, sentirte más segura.

Asimismo, en esta guía se incluyen recomendaciones que se han visto son beneficiosas para una mayoría de mujeres que tienen partos normales, es decir, cuando tanto la madre como el bebé están sanos. No todas las recomendaciones se aplicarán a tu situación personal, pero esta guía te ayudará a entender mejor tus opciones y tomar decisiones conscientes. Recuerda que siempre tienes la última palabra.

Es importante destacar que, desde que los partos se trasladaron a hospitales, el objetivo principal ha sido garantizar la supervivencia tanto de la madre como del bebé. Sin embargo, esto llevó a la implementación de intervenciones rutinarias que, en muchos casos, tuvieron consecuencias negativas para la salud física y psicológica de ambos.

Por lo tanto, esta guía se centra en brindar una atención integral y personalizada, que abarque tanto los aspectos físicos como los emocionales y respetando los derechos de las mujeres. Es importante tener en cuenta que “en ningún caso pretende sustituir el juicio clínico de los profesionales”. 

A continuación, presentaremos las recomendaciones y datos que consideramos más relevantes para la mayoría de las mujeres en su parto.

 

UN BUEN ACOMPAÑAMIENTO PROFESIONAL Y EMOCIONAL INFLUYE EN LA EXPERIENCIA DEL PARTO

“Las mujeres consideran el hecho de ser tratadas de manera individualizada, con respeto y afecto lo más importante” (6). Es por eso que esta guía remarca que los profesionales que acompañan “deberán establecer una relación empática con las mujeres, disponer de toda la información y estar implicadas en la toma de decisiones”.

Las profesionales especialistas en la atención al parto normal son las matronas, como se las conoce en España. En otros países se las denomina enfermeras gineco obstetras y obstétricas. Y es que es de sobra sabido que la atención en nuestros procesos reproductivos por parte de matronas tiene múltiples beneficios: disminuye la utilización de analgesia regional y episiotomía durante el parto, aumenta la tasa de parto vaginal espontáneo, las mujeres tienen una sensación mayor de control […], así como una mayor tasa de inicio de la lactancia materna (7). Además de menores probabilidades de un parto instrumental y cesárea (8).

Por ello se recomienda que una mujer sea acompañada de forma continua por su matrona desde su ingreso, cosa que nuestro sistema público de salud no ofrece. De hecho, durante la fase activa del parto “no debería dejarse sin atención profesional excepto por cortos períodos de tiempo o cuando la mujer lo solicite”.

Con respecto a un acompañante elegido por la mujer es considerado como un factor que aumenta su bienestar y también mejora los resultados.

 

¿QUÉ PRÁCTICAS SON RECOMENDADAS DURANTE LA DILATACIÓN DE PARTO?

La primera fase del parto, está caracterizada por contracciones irregulares  que borran el cuello de útero hasta los 2 ó 4 centímetros. Por ello, “no es posible establecer la duración de la fase latente de la primera etapa del parto debido a la dificultad de determinar el comienzo del parto”

La segunda fase o fase activa, se caracteriza por contracciones regulares en intensidad y frecuencia, y una dilatación de aproximadamente 4 ó 5 centímetros. En esta etapa, podemos confirmar si estamos de parto, lo que lleva a que muchas mujeres que llegan al hospital con contracciones irregulares y menos dilatación, sean enviadas de vuelta a casa, causando frustración en muchos casos. Es importante tener en cuenta que estos números son útiles para orientarnos y detectar posibles complicaciones, pero no determinan el curso de tu parto. Cada caso debe ser evaluado de manera individualizada.

Por otro lado, el ingreso precoz (ingresar en el hospital antes de estar en franco trabajo de parto) está asociado “a mayor intervencionismo durante el parto (uso de oxitocina, de analgesia epidural e intubaciones en neonatos)” (22).

Desde el método Laxmi te ofrecemos información y recursos para que tengas un proceso de dilatación mucho más fácil y tranquilo y para que reduzcas la necesidad de intervención en el parto.

Comer y beber durante el parto 

Es posible que hayas oído hablar de la restricción de la ingesta de líquidos y alimentos durante el parto, lo cual, en una actividad tan demandante como es dar a luz, parece una medida extrema. Esta práctica se ha mantenido durante años para prevenir el riesgo poco común de aspiración gástrica en casos de cesáreas con anestesia general Pero los casos en los que un parto requiere de anestesia general son realmente escasos.

Sin embargo, la evidencia no ha mostrado un tiempo de ayuno seguro (9), y no se ha demostrado que la ingesta de alimentos sólidos durante el parto tenga impacto en los resultados obstétricos. Tampoco se ha visto que la ingesta de líquidos influya sobre la evolución del parto ni sobre los resultados del recién nacido  (10;11). De hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda proporcionar líquidos y la ingesta de alimentos a mujeres con bajo riesgo (4,301).

Recuerda que tienes derecho a decidir qué quieres comer y beber durante tu parto.

Movimiento durante el parto

Este punto es tan amplio que podría generar uno o varios artículos adicionales. Aunque no existen datos oficiales, es sabido que la restricción de movimiento y la posición acostada durante el parto son prácticas muy extendidas. Esto se debe a procedimientos como la monitorización fetal continua con cables, la administración de infusiones intravenosas o la epidural. Como resultado, la mayoría de las mujeres dan a luz en posición de litotomía.

Sin embargo, aunque “se ha sugerido que las posiciones verticales y la deambulación podrían acortar la duración de la primera fase del parto y que la libertad de movimientos permite adoptar posiciones que alivian el dolor y mejoran el bienestar de la mujer y su sensación de protagonismo y control”, la evidencia al respecto es inconsistente y no concluyente (30;33;35). 

Desde el método Laxmi te animamos a que te muevas durante el parto y te enseñamos herramientas con las que te sentirás en sintonía con tu cuerpo y reducirás o incluso eliminarás toda esa intensidad. El movimiento es clave para que tu parto se desarrolle con mayor fluidez. Las madres Laxmi a menudo nos cuentan que sabía lo que estaba ocurriendo en su cuerpo en cada momento y que gracias a eso sabía en qué fase del parto estaban y cómo moverse para ayudar a su bebé a nacer. Esto les da una sensación de control y también de seguridad en sí mismas. Un aspecto que es tanto físico como psicológico. Confiar en tu cuerpo y en que lo estás haciendo bien, te ayudará a tener una experiencia bella.

Amniorrexis (rotura de la bolsa) y utilización de oxitocina de rutina o para el tratamiento de retardo de la dilatación

La rotura artificial de membranas o bolsa amniótica y el uso de oxitocina artificial, prácticas utilizadas para acelerar el parto, son un procedimiento muy común en España. Es incluso posible, que muchas personas entiendan estas prácticas como algo normal y seguro, cuando la realidad es que como toda intervención tiene sus riesgos, especialmente, el uso de la oxitocina artificial.

Por ello, se recomienda no realizar estas prácticas por rutina en partos que progresan de forma normal, ya que la evidencia ha demostrado que “no existen pruebas de diferencias en el tipo de nacimiento, uso de epidural, duración del parto o resultados neonatales entre la amniorrexis rutinaria y uso de oxitocina frente a un manejo más conservador de la primera etapa del parto” (3639).

Aunque sabemos que la amniorrexis, “comparada con el manejo expectante, no muestra mejores resultados” (52), en ocasiones el parto va más lento de lo “normal». En estos casos, dicha intervención “seguida de infusión de oxitocina a bajas dosis acorta la duración de la primera etapa del parto y mejora el grado de satisfacción materna, pero no mejora las tasas de partos vaginales ni otros resultados” (53).

Es por eso, que cuando se sospecha un retardo de la fase activa de la primera etapa del parto, se recomienda proceder a la amniorrexis si las membranas están intactas seguido de una exploración vaginal 2 horas después. Si transcurrido ese tiempo se ha dilatado menos de 1 cm, se considera retardo de la dilatación.

Ante dicho diagnóstico, se ofrecerá la estimulación con oxitocina. En caso afirmativo, se realizará la monitorización continua y se ofrecerá anestesia epidural. 4 horas más tarde se procederá a un nuevo tacto vaginal. Si el progreso de la dilatación es inferior a 2 cm, se estudiará la posibilidad de realizar una cesárea.

Lo que sí sabemos, es que la respuesta del cuerpo de la mujer durante el parto puede desencadenar un estado de «lucha o huida»,  incluso de forma inconsciente, generando un aumento de adrenalina y flujo sanguíneo hacia las extremidades. Esto puede obstaculizar las contracciones y reducir la producción de oxitocina, ralentizando o parando el proceso. 

Y sólo esto, puede ser la clave para que tu parto se desencadene de una forma u otra. En el método Laxmi, comprendemos que menos miedo implica menos intervenciones y más posibilidades de un parto seguro y rápido.

Además existe otro factor que es el la presentación del bebé. Incluso en partos en cefálica, el bebé puede presentarse en occipito sacra, o con algún asinclitismo. En estos casos aplicar oxitocina sintética puede ser contraproducente, pues no ayuda a la rotación del bebé sino que no empuja hacia el canal del parto en una posición que dificulta el nacimiento.

En el entrenamiento del Método Laxmi practicarás ejercicios que te ayudarán a reducir el riesgo de estas presentaciones y también aprenderás movimientos que le ayudará a tu bebé a rotar durante el parto. Estas son las técnicas que ayudaron a Ala y a Vanesa en sus partos y que evitaron que acabaran en cesárea:

Frecuencia de tactos vaginales

Los tactos vaginales son útiles para comprobar el progreso del parto, pero no predicen su duración ni su inicio.  Por lo que realizarlos rutinariamente sin contracciones las últimas semanas de embarazo no está justificado en casos de normalidad.

Aunque es entendible que haya mujeres que quieran conocer su evolución durante el parto, esta práctica se puede convertir en un arma de doble filo, porque si no ha dilatado lo “esperado” podría causar ansiedad en la mujer. Además de ser molesto, también nos saca de nuestro planeta parto activando el neocórtex (4851) lo que podría dificultar el proceso en sí. 

La evolución de cada mujer es diferente: algunas tardan muchas horas en llegar a unos pocos centímetros y luego todo se acelera; otras irán muy rápido y puede que en algún momento el parto se estanque; y otras, serán relativamente más lineales. 

Asimismo, hay evidencia que asocia el exceso de tactos aumenta el riesgo de infección. (46;47). 

Por tanto, se recomienda su uso sólo cuando sea necesario, ya que la información que proporcionan podría ser relevante para la toma de decisiones o cada 4 horas como máximo en condiciones normales. Siempre con consentimiento informado y sensibilidad al explicar los resultados, “sobre todo si no son los esperados”.

Monitorización fetal

En nuestro sistema de salud, lo más común es la monitorización fetal continua. Aunque en partos normales sin medicalizar también se puede hacer de forma intermitente mediante un estetoscopio fetal de Pinard o un dispositivo Doppler manual.

La monitorización continua registra la frecuencia cardíaca fetal y las contracciones uterinas, pero puede limitar la movilidad y aumentar falsos positivos para predecir la parálisis cerebral (213215). Su uso limita el movimiento e incrementa el número de cesáreas y de partos instrumentados. Lo que cuestiona su eficacia en partos normales.

Ambos métodos son válidos y recomendables, pero la continua se hace casi obligatoria en hospitales debido a la escasez de matronas. Por ello, optar por un hospital que ofrezca monitorización continua inalámbrica,  puede convertirse en una opción interesante para tu parto.

 

¿QUÉ PRÁCTICAS SON RECOMENDADAS DURANTE EL EXPULSIVO?

Durante el expulsivo o la segunda etapa del parto, se alcanza la dilatación completa y se produce el nacimiento del bebé. Se divide en dos fases: en la primera, periodo de expulsivo pasivo o dilatación completa, no hay contracciones involuntarias de expulsivo; mientras que en la segunda, la cabeza del bebé es visible o hay pujos involuntarios.

La duración óptima de esta etapa todavía no ha sido bien establecida. Aunque “la duración media de la segunda etapa en mujeres sin anestesia epidural es de 54 minutos (límite superior: 142 min) en las nulíparas y de 18 minutos (límite superior: 60 min) en las multíparas(13;18;19). 

Se considera duración normal de la segunda etapa de parto hasta 4 horas para nulíparas con anestesia epidural, hasta 3 horas en nulíparas sin anestesia y multíparas con anestesia y hasta un máximo de 2 horas en multíparas sin anestesia epidural.” (70)

Esta recomendación sugiere que el uso de epidural puede alargar los tiempos de expulsivo.

 

 

Posición durante el periodo expulsivo y pujos dirigidos

Desde finales del siglo XIX se observó que las mujeres adoptaban varias posiciones durante el parto para evitar estar tumbadas boca arriba (76). Actualmente, lo raro es dar a luz en otra posición que no sea en litotomía (tumbada sobre tu espalda con las piernas arriba).

Sin embargo, las posiciones verticales o laterales están asociadas a una “menor duración de la segunda etapa de parto, menos nacimientos asistidos, tasas menores de episiotomías y menor dolor agudo durante la segunda etapa. También se asocian a un mayor número de desgarros de segundo grado y mayor número de hemorragias posparto de más de 500 ml” (77). 

Asimismo, las mujeres que paren en cuadrupedia “presentan menor dolor lumbar persistente (78) y en describen dicha posición como la más cómoda para dar a luz, con menor dolor perineal posparto y con una percepción de un parto más corto (aunque no hubiera diferencias reales de duración)” (79). 

“En mujeres con analgesia epidural, se observa una reducción de la duración del parto en las posiciones verticales, caminando, de rodillas, en cuclillas o sentada a más de 60 grados frente a posición supina (tumbada sobre la espalda) durante la segunda etapa del parto” (80). 

Por estas razones, se recomienda que las mujeres adopten las posiciones que les resulten cómodas. También se recomienda no dirigir los pujos salvo en la segunda fase del expulsivo si la mujer no tuviera sensación de pujo o con analgesia neuroaxial. 

Con la epidural, no es obligatorio dar a luz en litotomía. Puedes solicitar dosis bajas y recibir ayuda para adoptar diferentes posturas.

 

Episiotomía

A día de hoy, sigue siendo controvertido el tema de la episiotomía, ya que persiste la creencia de que evita desgarros. De hecho, para muchas mujeres, es algo común porque la mayoría de las madres que conocen la han experimentado.

Sin embargo, sabemos que el hacerlo por rutina “no mejora los resultados a corto y largo plazo de las mujeres” (86;96). Cuando se realiza de una forma justificada se “incrementa el número de mujeres con perineo intacto y el número de mujeres que reanudan la vida sexual al mes. Además, disminuye la necesidad de reparación y sutura perineal, así como el número de mujeres con dolor” (85). 

Y si ya te han hecho una episiotomía en tu anterior parto no significa que en el siguiente te la tengan que hacer. De hecho, “no hay evidencia sobre la efectividad del uso de la episiotomía después de partos con 3 traumas de tercer o cuarto grado” (98100). 

La episiotomía sólo deberá realizarse si hay necesidad clínica, como un parto instrumental o sospecha de compromiso fetal. Y siempre, con tu consentimiento informado.

 

 

ALUMBRAMIENTO DE LA PLACENTA : TERCERA FASE DEL PARTO

Después de que nazca tu bebé, aún queda el alumbramiento de la placenta, conocido como la tercera fase del parto. Durante este tiempo, los profesionales están especialmente preocupados por la hemorragia postparto (3 y 10% de los partos), ya que representa un alto riesgo de mortalidad materna (115;116). 

Este periodo se puede manejar de forma espontánea o activa, esta última implica la administración profiláctica de uterotónicos, como la oxitocina sintética, con el nacimiento del hombro anterior o inmediatamente después del parto.

De esta forma, se ha observado que a partir de los 10 minutos de duración de la tercera etapa del parto, el riesgo de hemorragia posparto aumenta progresivamente con la duración de la misma (118). Pasados 30 minutos del manejo activo, se ha visto incremento de hemorragias postparto (119). 

Con respecto al alumbramiento espontáneo, se ha observado que tiene una duración menor de 60 minutos en el 95% de las mujeres (120). La duración de la tercera etapa del parto se considera prolongada si no se completa en los 30 minutos posteriores al nacimiento del neonato con manejo activo y 60 minutos con el alumbramiento espontáneo. Aunque en realidad, no hay criterios universalmente aceptados sobre la duración óptima del alumbramiento.

A pesar de que hay evidencia de que el manejo activo aumenta el riesgo de algunas complicaciones maternas, como “presión diastólica superior a 100 mm de Hg, náuseas, vómitos y cefalea, no se observaron otras complicaciones como incremento del dolor durante la tercera etapa, hemorragia postparto secundaria, readmisiones por sangrado, necesidad de antibióticos o fatiga materna a las seis semanas. No se encontraron diferencias en los resultados neonatales” (120). 

Por estas razones, se recomienda el manejo activo del alumbramiento. Sin embargo, al revisar todas las referencias científicas a las que alude esta guía con respecto a la tercera etapa del parto que demuestran que se reduce la hemorragia postparto, hemos observado que no se especifica el tipo de parto que tuvieron las mujeres en los estudios.

Otros grupos que hemos visto en estos estudios también comparaban el tipo de medicación en cuanto a cantidad, tiempos y vías. En consecuencia, desconocemos qué tipos de parto (como partos medicalizados, hospitalarios, en casa o en casas de partos) tuvieron las mujeres del grupo de control o si se realizó un piel con piel inmediato. Y desde el método Laxmi creemos que sería muy interesante comparar estos grupos en cuanto al tipo de manejo en la tercera fase del parto. 

Sin embargo, hemos encontrado un estudio del 2018 (302) que concluye lo siguiente: En grupos de mujeres que habían tenido un partos fisiológicos, con menos inducciones y distocias, el manejo activo de la tercera fase del parto se asociaba con mayor riesgo de hemorragia postparto y mayor tiempo de retención de placenta. En cambio, en grupos de mujeres con más inducciones y distocias, el manejo activo redujo el riesgo de hemorragia postparto. Dicho estudio concluye que el manejo activo del alumbramiento de la placenta (con oxitocina sintética) no sería beneficioso para mujeres con partos fisiológicos y recomienda más investigación al respecto. 

Lo que sí tenemos claro, es que la hora siguiente al nacimiento es crucial; la separación de mamá y bebé y un entorno de poca intimidad con ruidos, frío y luces altas como puede ser en un hospital, puede dificultar la secreción de la oxitocina y en consecuencia, aumentar el riesgo de hemorragia postparto. Saber recuperar en flujo de las hormonas del parto en cualquiera de las fases del mismo y en particular en esa hora sagrada tras dar a luz a tu bebé es un recurso que puedes aprender en el entrenamiento del Método Laxmi.

Recuerda que siempre debes ser informada y eres tú quien toma la decisión, ya que tanto el alumbramiento activo o fisiológico es una opción.

 

 

CUIDADOS DEL RECIÉN NACIDO  EL PARTO

Pinzamiento del cordón umbilical 

Cuando nace tu bebé, sigue unido al cordón umbilical, el cual a su vez, sigue bombeando parte de la sangre del bebé hacia su cuerpo. Si clampamos el cordón inmediatamente después de nacer, esta sangre no pasaría al recién nacido. Y es que se han visto múltiples beneficios si esperamos unos minutos o hasta que el cordón deje de latir y se quede blanco como “una reducción de la probabilidad de transfusión feto-materna (131), incremento de los niveles de hemoglobina (130) y depósitos de hierro en el neonato con una reducción de la anemia durante la infancia (4;132), mejor adaptación cardiopulmonar e incremento de la duración de la lactancia (133) y un menor número de neonatos con ictericia”. Además, no incrementa el riesgo de hemorragia posparto. 

En consecuencia, se recomienda el pinzamiento tardío del cordón umbilical a partir del segundo minuto o tras el cese del latido del cordón.

Contacto piel con piel

Históricamente, el contacto piel con piel era crucial para la supervivencia del recién nacido. 

Y aunque la evidencia ha mostrado que esta práctica ayuda a “mantener la temperatura y disminuir el llanto del niño, y a largo plazo para aumentar el tiempo de lactancia materna” (136;137) entre otros múltiples beneficios; en la actualidad, todavía muchos bebés son separados de sus madres al nacer o vestidos antes de ser entregados.

En nuestro artículo anterior puedes informarte cómo esta separación puede “perturbar la interacción precoz entre la madre y su hijo y tener efectos nocivos sobre ambos”. 

Por ello se recomienda que las mujeres mantengan el contacto piel con piel con sus bebés inmediatamente después del nacimiento durante al menos la primera hora de vida, y hasta que haya finalizado la primera toma si así lo desean. 

Es crucial crear un ambiente tranquilo y privado con luces bajas y la menor intervención del personal sanitario posible. Esto facilitará el vínculo entre madre y bebé y estimulará la liberación de oxitocina endógena para el alumbramiento de la placenta. Incluso en casos de cesárea, las pruebas médicas no urgentes pueden y deben esperar si todo está en orden.

Lactancia materna

Se recomienda fomentar el inicio temprano de la lactancia materna, idealmente dentro de la primera hora después del parto.

En el artículo anterior, también tienes más información sobre lactancia materna.

 

Profilaxis oftálmica

Aunque esta guía recomienda el uso sistemáticos de la profilaxis oftálmica tras el nacimiento para evitar el desarrollo de conjuntivitis en recién nacidos, hace ya muchos años que muchos países del norte de Europa dejaron de hacerlo. 

Esto es debido que hace décadas, incluso siglos, enfermedades como la sífilis, gonorrea o clamidia podían causar conjuntivitis neonatal a algunos bebés tras pasar por el canal del parto llegando a causar una lesión ocular permanente o ceguera. 

Sin embargo, la administración de esta pomada puede causar visión borrosa y alteración del olfato en el bebé, pudiendo afectar al vínculo con su madre y la instauración de la lactancia materna. 

Según una revisión Cochrane de 2019: “No hay datos sobre si la profilaxis de la conjuntivitis neonatal previene desenlaces graves como la ceguera o cualquier desenlace visual adverso. La evidencia de certeza moderada indica que el uso de profilácticos podría conducir a una reducción de la incidencia de la CCE en los recién nacidos, pero la evidencia del efecto sobre la conjuntivitis gonocócica, la conjuntivitis clamidial o la conjuntivitis debida a cualquier bacteria fue de menor certeza.” (300)

Profilaxis de la enfermedad hemorrágica con vitamina K

Todos los humanos nacemos un déficit de vitamina k, lo que incrementa el raro riesgo de desarrollar un cuadro hemorrágico que podría poner en riesgo la vida del recién nacido desde las primeras horas de vida hasta unos meses después. La administración de esta vitamina tras el nacimiento puede prevenir esta enfermedad.

Esta profilaxis se puede administrar oralmente en varias dosis, aunque no se garantiza la absorción completa de cada dosis, es un enfoque sencillo y no invasivo.

También se puede administrar a través de una profilaxis intramuscular, la cual puede causar dolor y/o hematoma. “Por otro lado se ha comunicado un incremento del riesgo de desarrollo de cáncer infantil después de la inyección intramuscular de vitamina K” (153;154).

La recomendación oficial de la guía es administrar la vitamina K en dosis única por vía intramuscular  (1 mg) ya que este es el método de administración que presenta mejores resultados clínicos. Aunque esta información puede necesitar una revisión, dado que la guía se redactó en 2012.

 

 

A groso modo, estas serían las recomendaciones más comunes según el Ministerio de Sanidad, de las cuales muchas mujeres no son informadas en la actualidad. Por ello, esperamos que te hayan ayudado para bajar muchos conceptos a tierra para que puedas tomar decisiones conscientes en tus circunstancias. 

Pero ten en cuenta que como todo, incluso la evidencia científica, no es aplicable para el 100% de la población. Por eso, desde el método Laxmi te invitamos a que indagues por ti misma aplicando dichas recomendaciones a tus preferencias de parto y circunstancias personales. 

Nosotras mismas te ayudamos gratuitamente con las 5 claves para conseguir un parto consciente, respetado y seguro con el Reto Laxmi para Vencer el miedo al parto. En este curso nuestra matrona te aclarará tus dudas sobre lo que es ciencia y lo que es mito en cuanto al parto.

Para conocer lo recursos naturales que tu cuerpo tiene para el parto, te recomendamos leer el libro El Método Laxmi, 9 claves para un parto sin dolor.

 

Redactado por Marta Laguna


BIBLIOGRAFÍA

Recomendaciones del Ministerio de Sanidad y la Organización Mundial de la Salud

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